El nombre de la especie vegetal, Punica granatum L., se ha hecho tristemente famoso recientemente al servir para encubrir una operación policial relacionada con la corrupción política en nuestro país. Sin embargo, el nombre Púnica proviene de su orígen fenicio-púnico; pues fueron los fenicios los que llevaron las granadas a Roma por primera vez. A la península ibérica la trajeron los árabes.
Los granados son árboles muy hermosos de pequeño tamaño y poco exigentes. Se adaptan sin problemas a casi cualquier tipo de suelo y pueden crecer en las zonas de paso, lindes de caminos o en los setos. En la ciudad de Granada, que recibe su nombre de esta fruta (cuyo símbolo vemos continuamente por la ciudad) y en Andalucía en general el clima permite cultivar este árbol con facilidad.
Los agricultores cultivan variedades agrias y dulces; aunque a los mercados solo suelen llegar las dulces.
En primavera el árbol muestra entre sus ramas las resistentes y a la vez delicadas flores rojas que darán lugar, en otoño, a las cerradas esferas de coronas rojizas de sus frutos maduros: las granadas.
El granado tiene una historia muy antigua. Se sabe que se cultivaba y apreciaba en Asia y norte de África hace más de 5.000 años. Es uno de los frutales que se citan en la Biblia, como la vid, el olivo o la palmera; ensalzando sus propiedades. Se dice que estuvo en los jardines colgantes de Babilonia y que los egipcios hacían con el zumo de granada un vino ligero y afrutado; y colocaban granadas en sus tumbas.
La granada según el lenguaje de la Naturaleza
La granada, con su forma, textura, color, sabor… nos habla con el lenguaje simbólico de la Naturaleza y nos da la información de sus propiedades y su auténtica naturaleza. Si fuésemos capaces de contemplarla y saborearla desde un estado meditativo e interior, tal vez pudiésemos apreciar que su dura cubierta, amarga y áspera al paladar, parece querer proteger y encerrar los numerosísimos y deliciosos granos en su interior, sin dejar resquicios ni orificios que supongan pérdida de su preciado tesoro.
Los innumerables granos (arilos que encierran dentro su semilla), apretados, bien dispuestos y ordenados, nos hablan de abundancia, fecundidad, fertilidad concentrada. Pareciera que la piel guardara con celo su abundante prole, cual ovario sus numerosos óvulos.
El color rojo brillante y el aspecto jugoso de los granos nos muestran vitalidad, energía, tersura, juventud, salud, vida.
Las propiedades de la granada han debido ser claras para los sabios antiguos, sin necesidad de pruebas científicas que hablen de componentes químicos y avalen sus virtudes. De hecho, en muchas culturas antiguas y modernas la Granada se relaciona con el amor, el matrimonio o los embarazos.
En China, el color rojo de la fruta es símbolo de buena fortuna y existe la tradición de regalar granadas a los recién casados para simbolizar que se les desea una gran descendencia.
Hipócrates, el padre de la medicina, recomendaba el jugo de la granada contra la fiebre y como un fortificante que prevenía la enfermedad.
Beneficios de la granada
Desde el año 2000 a nuestros días hay más de 200 estudios científicos que confirman los efectos beneficiosos sobre la salud de la granada; y que se resumen en:
- Tratamiento y prevención del cáncer.
- Prevención de enfermedades cardiovasculares.
- Alivio en enfermedades inflamatorias.
- Prevención de daños en la piel o en la boca.
- Antidiabética y lucha contra la obesidad.
- Beneficios en Alzhéimer.
- Mejora de la calidad del esperma y actuación contra la disfunción eréctil.
- Prevención de problemas de próstata.
- Contra la diarrea.
- Actividad antimicrobiana.
Se ha demostrado en numerosos estudios científicos (Lansky y New- man 2007; Syed et al., 2007; Hong et al., 2008; Hamad y Al-Momene 2009) que tanto el zumo como los extractos de granada detienen el crecimiento de los tumores y favorecen la muerte de las células cancerígenas.
La granada es muy rica en antioxidantes; lo que significa que retrasa el envejecimiento de los tejidos y, de alguna manera, alarga la vida. Su poder antioxidante es tres veces mayor que el del vino tinto, el té verde o los arándanos; siendo la capacidad antioxidante de la piel de la granada 10 veces superior a la de la parte comestible.
Tiene gran contenido en vitamina C; así como otras vitaminas ( A, E, K) y minerales como calcio, potasio, hierro y magnesio.
La granada aporta gran cantidad de ácidos grasos esenciales y ácidos grasos poli-insaturados, protectores del corazón y de los vasos sanguíneos y preventivos contra el colesterol y la arteriosclerosis o la hipertensión.
Por su efecto antiinflamatorio, la granada es beneficiosa en osteoartritis. Se recomienda para prevenir problemas de próstata.
Cuenta también con un efecto muy beneficioso para la piel, mejorándola y protegiéndola de los rayos ultravioleta; y para la boca por reducir la placa dental y el sangrado de las encías.
Muy eficaz contra la diarrea, por ser astringente.
La granada en la Medicina Tradicional China (MTC)
Según la bioenergética de los alimentos basada en la Medicina Tradicional China, la granada es una fruta de naturaleza neutra (ni caliente ni fría), por lo que es adecuada para todas las personas y tonificante del Yin. Tiene una influencia especial sobre la Vejiga, favoreciendo la diuresis. Así mismo, la granada está indicada en casos de insuficiencia de Xue (sangre) o anemia, pues es un tonificante de la sangre.
En Medicina china la cáscara de la granada (Shi Liu Pi), si bien es ligeramente tóxica, tiene un amplio uso medicinal a dosis adecuadas. Actúa en estómago, intestino grueso y riñones. Es un potente astringente del Jing (o Esencia, concepto de la medicina china; uno de los tres tesoros que hay que preservar para mantener la salud y la longevidad) y estabilizador de los riñones. Detiene la diarrea crónica por frío e insuficiencia y se emplea contra parásitos y hongos; así como contra hemorragias uterinas.
Consumir granadas frescas
En el mercado se puede encontrar zumo de granada envasado y extractos de granada en cápsulas; pero lo mejor es consumirla fresca, en su época del año.
Para poder comer o degustar la granada hay varios métodos, que se pueden ver este enlace y se resumen de la siguiente manera:
- Quitar la piel en un círculo alrededor de la corona y hacer rodar la fruta varias veces, apretándola ligeramente con las manos sobre la encimera. Hacer cortes longitudinales que coincidan con las zonas de separación de los paquetes de granos. Sostener la fruta boca abajo sobre una fuente o plato hondo y golpearla repetidamente con una cuchara. Los granos salen despedidos y caen sobre el plato o fuente. Solo habrá que limpiar un poco los restos de membranas, pasar el contenido a un cuenco y comer la fruta y el jugo con una cucharita.
- Cortar la granada en dos partes, en una línea transversal; apretar ligeramente para despegar los tejidos vegetales de la piel y exprimir su jugo como si de una naranja se tratara.
- Quitar la piel en un círculo alrededor de la corona y hacer cortes longitudinales que coincidan con las zonas de separación de los paquetes de granos. Abrir las porciones y despegar los paquetes. Quitar las membranas separativas y disponer la granada en un plato.
Hay que tener en cuenta que el jugo mancha los dedos; de hecho, es un tinte natural.
A COMER GRANADAS, QUE AÚN ESTAMOS A TIEMPO.
Y ¡Buen Provecho!